Este es el titular de un artículo que se podía leer en el periódico El pensamiento Alavés el 2 de mayo de 1963, cuando a mediados del siglo XX diversos estudios geológicos colocaron a Álava como un punto estratégico por su situación peninsular para encontrar, no solo hidrocarburos líquidos, sino también gaseosos. En ese momento numerosas compañías se lanzaron a una desaforada carrera para perforar el subsuelo alavés.
Ya a principios del siglo XX, ante las evidencias superficiales que existían en forma de asfalto, se registraron los primeros permisos para investigar la posible presencia de hidrocarburos en este territorio. El primero de ellos se solicitó el 6 de junio de 1901 en la localidad de Salvatierra-Agurain. Además, en Álava se realizó uno de los primeros sondeos llevados a cabo en la Península Ibérica, también en Agurain: en 1911 se profundizó 450 metros en busca de petróleo, un hito para la época.