“En su corazón llevaba siempre su Vitoria natal. Llevaba muy dentro a su ciudad, se sentía muy vinculado a ella por su infancia, por su familia. Se sentía vasco y cantaba canciones en euskera. Recordaba mucho sus excursiones a los ríos y a los montes cercanos; el parque de La Florida le entusiasmaba” [Josefina R. Aldecoa: “Ignacio era rebelde por naturaleza”, Gaceta Municipal de Vitoria-Gasteiz, 12 de noviembre de 1994].
INTRODUCCIÓN
“No se pueden hacer falsedades aunque estén bien escritas. Lo primero, lo que importa, es la verdad” [citado por Ana María Navales en su artículo “La obra truncada de Ignacio Aldecoa”. “Lo más importante para ti era escribir, escribir, escribir y decir escribiendo de la manera más rica y exacta lo que es sufrir” [Dámaso Santos: “Ignacio Aldecoa”. Arriba, 16 de noviembre de 1969].
El próximo 15 de noviembre se cumplen 55 años de la muerte de José Ignacio de Aldecoa Isasi, ese vitoriano de nacimiento y de corazón, de carácter alegre y alma profunda, uno de los escritores más destacados de la llamada “generación del medio siglo”. De él dicen que renovó el cuento, “convirtiéndolo en una pequeña obra maestra prescindiendo de su final sorpresivo que en España se consideraba sagrado. Como novelista es un Proust de la miseria, el trabajo y los oficios. Un escritor de raza. Aldecoa es el último gran realista de España” (Francisco Umbral: “Diccionario de literatura de España 1941-1995. De la posguerra a la posmodernidad.”1995)