“En su corazón llevaba siempre su Vitoria natal. Llevaba muy dentro a su ciudad, se sentía muy vinculado a ella por su infancia, por su familia. Se sentía vasco y cantaba canciones en euskera. Recordaba mucho sus excursiones a los ríos y a los montes cercanos; el parque de La Florida le entusiasmaba”.
[Josefina R. Aldecoa: “Ignacio era rebelde por naturaleza”, Gaceta Municipal de Vitoria-Gasteiz, 12 de noviembre de 1994].
“No se pueden hacer falsedades aunque estén bien escritas. Lo primero, lo que importa, es la verdad”
[citado por Ana María Navales en su artículo “La obra truncada de Ignacio Aldecoa”.
“Lo más importante para ti era escribir, escribir, escribir y decir escribiendo de la manera más rica y exacta lo que es sufrir”
[Dámaso Santos: “Ignacio Aldecoa”. Arriba, 16 de noviembre de 1969].
El 15 de noviembre de 2024 se cumplen 55 años de la muerte de Ignacio Aldecoa Isasi, ese vitoriano de nacimiento y de corazón, de carácter alegre y alma profunda, uno de los escritores más destacados de la llamada “generación del medio siglo”. De él dicen que renovó el cuento, “convirtiéndolo en una pequeña obra maestra prescindiendo de su final sorpresivo que en España se consideraba sagrado. Como novelista es un Proust de la miseria, el trabajo y los oficios. Un escritor de raza. Aldecoa es el último gran realista de España” [Francisco Umbral: Diccionario de literatura de España,1941-1995. De la posguerra a la posmodernidad, 1995].
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SU VIDA
- Nace en Vitoria el 24 de julio de 1925. Hijo de Simón Félix de Aldecoa Arbulo y María del Carmen Isasi Pedruzo. Su padre regentaba un taller de pintura, restauración y decoración y su tío Adrián era un afamado pintor en Vitoria.
- En 1942 tras finalizar el bachillerato en los Marianistas se traslada a Salamanca pero no termina los estudios de Filosofía y Letras. Empieza a alternar en el ambiente bohemio y estudiantil de la ciudad.
- En 1945 recala en Madrid matriculándose en Historia de América donde continúa relacionándose con escritores y artistas y donde asiste a las famosas tertulias literarias de los cafés madrileños.
- 1952 se casa con Josefina Rodríguez Álvarez. Ambos son “dinámicos, cultos, sensibles y poco convencionales”. Al año siguiente nacerá su única hija, Susana.
- En 1958 marchan a Nueva York donde residirán durante un año: (la experiencia, escribe su mujer, "fue fascinante”)
- En 1969, el 15 de noviembre muere repentinamente de un ataque al corazón.
SU OBRA
De su adolescencia nos quedan dos libros de versos Todavía la vida(1947) y El libro de las algas (1949).
Ganó el premio Juventud con su cuento Seguir de pobres (1953) sobre el drama de unos jornaleros que sobreviven a la Guerra Civil; en 1954 El fulgor y la sangre, su primera novela sobre cinco esposas de guardias civiles que sería finalista del premio Planeta y dos años después escribe Con el viento solano sobre las peripecias de un gitano también con el escenario de fondo de las miserias de la guerra.
A los 33 años (1957) obtuvo el Premio Nacional de la Crítica con Gran Sol sobre el mar y sus penurias y el culto a la amistad. En 1959, El corazón y otros frutos amargos que es para los críticos, el “mejor libro de relatos del siglo XX”, una épica de los distintos oficios. En 1961, publica Caballo de pica sobre un torero retirado, en 1965, Los pájaros de Baden Baden y en 1967, Parte de una Historia donde analiza los cambios de la sociedad española.
HOMENAJES
- En 1970: la Diputación Foral de Álava acuerda convocar un premio literario de relatos cortos que llevará su nombre.
- En 1990 se decide fundar, a iniciativa de su gran amigo Elías Aguirrezabal, la Asociación cultural “Amigos de Ignacio Aldecoa presidida honoríficamente por Camilo José Cela “para que todos los vitorianos conozcan y aprecien lo que fue y significó para esta ciudad la existencia de Ignacio Aldecoa”
- En 1994: Primer homenaje en su ciudad natal; se acuerda el monumento en La Florida y dar su nombre a una plaza de la ciudad
- En 1999: Homenaje con motivo de los treinta años de su fallecimiento. Se coloca la estatua de Aldecoa, obra de Aurelio Rivas, en el parque de La Florida, enfrente de la Biblioteca Provincial que lleva su nombre.
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